Bolivar Hernandez*
El 27 de junio de 1954, Guatemala sufrió un golpe de estado, patrocinado por los EEUU, y derrocaron al presidente constitucional Jacobo Arbenz, para transferirle el cargo a un traidor llamado Carlos Castillo Armas.
Previo al golpe de estado, planeado por la CIA, en las noches volaban sobre nuestras cabezas los aviones del ejército de mercenarios, los sulfatos, los bautizaron los habitantes de la ciudad de Guatemala, porque de solo escuchar sus motores y sus vuelos rasantes, producían malestares estomacales.
Esto ocurrió hace 68 años
Yo tenía 10 años y sufrí, junto a mi familia, el horror de la invasión de los mercenarios pagados por la CIA.
Una noche posterior al golpe de estado, tuvimos que quemar los libros de mi padre en el jardín, creando una enorme hoguera que tuvieron que acudir los bomberos a sofocar lo que pensaban era un incendio de mi hogar.
Entre los libros quemados, estaba uno que se titulaba: El comunismo entre las abejas. Todos los libros eran sospechosos de contener propaganda comunistas. Había que quemarlos todos, absolutamente todos.
En julio de 1954 empieza nuestro calvario familiar. Explorar en qué embajada se podía asilar mi padre, primero en la embajada de la Argentina y luego en la de México, gracias a que mi madre era mexicana.
Luego mi madre y sus cinco hijos; yo era el mayor de 10 años, y luego en escalerita para abajo mis hermanos menores, nos embarcamos en la aventura de huir hacia México, en ferrocarril, con una mano adelante y la otra atrás, con lo puesto nada más.
Fue la primera gran aventura de mi vida infantil. Y así da el inicio de un peregrinar por el mundo que no cesa; soy un exiliado, un migrante, un desarraigado…
*La vaca filósofa.
