abril 28, 2024

¿Cuál será el papel de Estados Unidos en un mundo multipolar?

¿Cuál será el papel de Estados Unidos en un mundo multipolar?

MSIA Informa

En una entrevista a la red Fox News, el expresidente estadounidense Donald Trump afirmó que una derrota de Estados Unidos en lo que llamó guerra de monedas contra China, sería equivalente a perder una guerra mundial. En apoyo a su tesis mencionó el acercamiento de varias naciones a China, entre ellas Rusia, Arabia Saudita, Irán, vecinos hemisféricos, Brasil y Colombia, y mencionó también la reciente visita del presidente Emmanuel Macron a Pekín, de donde volvió haciendo críticas a la hegemonía de Washington sobre Europa.

¿Qué está pasando? Estamos perdiendo. Si perdemos nuestra moneda -esto equivaldría a perder una guerra mundial. Nuestra moneda es lo que nos hace poderosos y fuertes, dijo.

En su lenguaje directo, Trump no sólo hizo explícito el pilar central del que ejerce Estados Unidos en el poder mundial desde el final de la Segunda guerra mundial, sino que sintetiza también el gran dilema existencial de las élites dirigentes del país, específicamente, cómo encarar el hecho de que Estados Unidos ya no sea la súper potencia hegemónica y tener que compartir un mundo multipolar con otras potencias emergentes.

Efectivamente, no se trata de una nueva versión de la Guerra fría, esta vez entre Estados Unidos y China. En su lugar, se presenta un escenario mundial con varios polos de poder y de influencia -los mismos Estados Unidos, China y Rusia (en ocasiones funcionando en dupla) y potencias regionales India y, en plano inferior, Irán, Brasil y otras que podrían ganar el espacio de maniobra para catalizar los procesos de progreso en sus zonas geográficas y no necesariamente subordinados a las potencias más fuertes.

Foto: Defence-Imagery

Ante este panorama hay dos grandes incógnitas Una, hecha evidente por la advertencia de Trump, es el proceder de las élites estadounidenses. Llama la atención el dinamismo de los sectores más belicistas e impregnados de la visión “excepcionalista” que ha llevado al país de una guerra otra desde 1950, escudado en la que fuera la estructura productiva más grande del mundo y con una influencia aún inigualable del dólar como moneda de referencia. Para defender su lugar hegemónico, esos grupos parecen no titubear cuando llevan al paroxismo sus intentos de intimidar militarmente a Rusia y China, armando el conflicto con Ucrania, o las provocaciones en torno de Taiwán, aun a costa del peligro cada vez más presente de un enfrentamiento con los dos súper potencias tan unidas.

La esperanza de evitar ese acontecimiento tal vez resida en la todavía tibia oposición interna a esos pirómanos por parte de segmentos político-militares más cautelosos, conscientes de los peligros de una escalada bélica hoy por hoy incentivada por el gobierno de Joe Biden. Las recientes filtraciones de información sobre el sabotaje del gasoducto Nord Stream por fuerzas militares estadounidenses y noruegas son evidencias de esa guerrilla intestina.

En Estados Unidos está ganado fuerza, aunque todavía incipiente, una corriente que defiende la convivencia de Estados Unidos de una nación “normal,” capaz de actuar en un escenario mundial más cooperativo y menos belicoso sin el recurso permanente de sus poderosas Fuerzas Armadas; en este contexto se impone la reconstrucción de su base industrial desgastada por la “globalización” hiperfinanciera y, evidentemente, la plena confianza en su moneda aunque en una posición compartida con otras naciones. Tal proceso, ciertamente, sería plausible -y reconfortante- para todo el mundo. En cierta medida, y a pesar de sus arrebatos, en la esfera política, Trump está más cercano a esa posición que los actuales incendiarios. La segunda incógnita

Es el lamentable estado de la Unión Europea, cuyas élites dirigentes, con raras excepciones, parecen haber abandonado cualquier perspectiva de futuro diferente al de la subordinación incondicional con Estados Unidos, inclusive, en sus intervenciones en Ucrania y en Taiwán.

En ese afán, la clase dirigente no tiene empacho en poner en un plano bastante inferior los intereses mayores de sus sociedades, sobre las cuales han recaído los costos de la aventura unida a Washington, principalmente, al alza del costo de la vida ocasionada por la guerra de Ucrania y por las sanciones contra Rusia.

Fotos: Ronile/Defence-Imagery

About The Author

Maestra en Periodismo y Comunicación; directora de noticias, editora, jefa de información, articulista, reportera-investigadora, conductora y RP. Copywriter de dos libros sobre situación política, económica y narcotráfico de México; uno más artesanal de Literatura. Diversos reconocimientos, entre ellos la Medalla de plata por 50 Aniversario de Radio UNAM y Premio Nacional de Periodismo, categoría Reportaje.

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