Mario Lettieri y Paolo Raimondi, desde Roma*
No es solamente la deuda pública global la que necesita mantenerse bajo control. La deuda corporativa, la deuda de las empresas privadas, podría representar un peligro todavía mayor. La deuda soberana es garantizada por los gobiernos; la deuda corporativa es totalmente dependiente de los mercados y de los inversionistas.
El problema es destacado por el reciente estudio “Informe de deuda global 2024: mercados globales en un ambiente de alta deuda” (Global debt report 2024: global markets in high-debt enviroment), hecho por la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE).
En los últimos 15 años, la deuda corporativa global aumento de 13 hasta 34 billones de dólares. De esta cantidad, 60% proviene de empresas no financieras, las cuales en promedio duplicaron sui emisión anual de títulos.
Desde 2008, el aumento ha sido muy fuerte
Más del 72% en los EUA y 51% en China, donde la deuda corporativa pasó del 1% al 20% de la cantidad global, entre 2008 y 2023. En los últimos años, el sector inmobiliario chino y también el de otros países, ha hecho un gran uso de títulos corporativos. La diferencia es que, en China, las empresas privadas están, de hecho, controladas y apoyadas por el estado.
El extraordinario aumento global fue favorecido por las políticas acomodaticias de “flexibilización cuantitativa” de los bancos centrales mediante la creación de enormes cantidades de liquidez y tasa cero de interés. Y los bancos centrales también compraron muchos títulos empresariales, inflando sus balances, que ahora tienen que racionalizar.
Esto también favoreció el prolongamiento de los plazos de títulos, los cuales, en promedio, pasaron de 5.6 años en 2000 hasta 7.9 años en 2023. Además, la mayoría de los títulos se emitieron con tasas fijas, garantizando así una cierta protección contra eventuales fluctuaciones.
En el período reciente, todo cambió y el riesgo creció exponencialmente
En primer lugar, el aumento de las tasas de interés tornará el futuro de los títulos empresariales incierto y peligroso. Globalmente, hacia el 2026, obligaciones privadas por valor de 12.3 billones de dólares llegarán a madurarse y deberán renegociarse. Obviamente, la mayoría lo harán a tasas variables, quedando sujetas así a futuras fluctuaciones.
Un porcentaje de obligaciones que están ligeramente por encima del llamado límite de grado de no inversión (non investment grade), abajo del cual se consideran “basura” (junk), creció enormemente. Las agencias de calificación consideran la BBB el límite mínimo. En 2023, los títulos BBB representaban 53% del total. La gran mayoría corresponde a empresas estadounidenses.
Pero, además, el 42% de los títulos con calificación BBB fueron emitidos por empresas con relación deuda/EBITDA superior a 4. Este último es un indicador de rentabilidad de una empresa, incluyendo los pagos de impuestos, depreciación del patrimonio, amortizaciones de intereses. El índice muestra el número de años necesarios para que los flujos de caja puedan pagar la deuda. Este debe mantenerse por abajo del límite 3; el nivel 4 indica una situación de alto riesgo.
Igualmente, téngase en mente lo siguiente: muchos inversionistas institucionales tipo compañías de seguros y fondos de pensiones, están obligados por ley y por sus regulaciones internas a tener en sus portafolios solamente títulos con una calificación altamente positiva en sus balances, lo cual dificultaría el refinanciamiento de muchos de ellos.
A lo largo de los años
Se verificó también una diversificación significativa de la intermediación del crédito, el cual pasó del sector bancario tradicional hacia los fondos de inversión, en particular, los fondos negociados en bolsa /ETF –exchange traded funds), cuyo capital de riesgo está constituido por acciones de participantes. Los ETF son frecuentemente especulativos y operan haciendo uso del apalancamiento financiero, es decir, con múltiplos del capital realmente disponible. Desde 2000, la participación de diversos fondos de inversión creció desmesuradamente, tanto que, para muchos de ellos, los títulos corporativos representan 7% de sus carteras. A Principios de 2024, todo el sector de fondos sostenía el equivalente a casi 9 billones en obligaciones corporativas.
Entre las cuatro empresas más endeudadas, tres son estadounidenses. Arriba están dos que cuentan con patrocinio gubernamental, la Federal National Mortgage Association (Asociación Federal de Hipotecas Nacionales), conocida como Fannie Mae, con 4 200 millones de dólares en Títulos y la Federal Home Loan Mortage Corporation (Corporación Federal de Préstamos de Hipotecas Domésticas), conocida como Freddie Mac, con 3 200 millones de dólares en títulos. Ambas compran y garantizan hipotecas inmobiliarias. El tercer lugar lo ocupa la problemática Pampa Energía argentina, seguida por el JP Morgan Chase.
Es evidente que estamos ante una mezcla de cambios muy rápidos e igualmente peligroso s. Los “paquetes” de dinero y crédito fácil acabaron. ¿Quién encabezará un retorno suave, sin nuevas crisis graves de deuda, toda vez que los posibles controladores, gobiernos y bancos centrales, son los mayores responsables de la “bonanza” de liquidez del pasado? ¡Parece que la crisis de 2008 no nos enseñó nada!
*MSIA Informa