marzo 28, 2024

El Papa en Hungría: Necesitamos un trabajo creativo para conseguir la paz

El Papa en Hungría: Necesitamos un trabajo creativo para conseguir la paz

Elisabeth Hellenbroich, desde Wiesbaden* El viaje apostólico del Papa Francisco a Budapest, del 28 al 30 de abril, fue una de las visitas más impresionantes del Pontífice y será recordada como un momento “único” en su Historia -palabras usadas por la presidente húngara, Katalin Novak, en su discurso de bienvenida al visitante.

En entrevista con Vatican News, el cardenal primado de Hungría, Péter Erdö, conocido por sus traducciones y sus profundos estudios del teólogo y filósofo alemán Nicolás de Cusa, evaluó la visita afirmando que “el Papa Francisco vino a Hungría como un peregrino de paz y trajo a los fieles un sentimiento de inmensa alegría y un llamado a la paz.”

Si observamos los encuentros con los niños discapacitados y ciegos y con los representantes de la comunidad católica que cuidan de los pobres y de los refugiados, sobre todo de Ucrania, todos dejaron mucha alegría y esperanza, y, ante todo, demostraron el inmenso potencial de Hungría para encontrar la paz y un puente cultural entre Oriente y Occidente.

Notable fue el encuentro del Papa con autoridades del gobierno, representantes de la sociedad civil y del cuerpo diplomático en un monasterio carmelita el primer día de su visita. La reunión fue inaugurada por la presidente húngara, también ex ministra de Asuntos Familiares del gobierno del Primer ministro, Viktor Orbán. Ella, en su resuelto discurso habló sobre Kairós, el momento único en el que ocurría la visita del Papa:

Nosotros, los húngaros, estamos llamados a vivir (de acuerdo con el principio) sursum corda (corazones en alto), estamos llamados a vivir rumbo a un objetivo mayor, donde la unidad es posible entre los creyentes y los otros”. Además, expresó la esperanza de que la visita represente el “ascenso a una renovación intelectual y Espiritual” de Europa. Solo nosotros, ciudadanos y líderes, podemos trabajar en la dirección de una Europa más pacífica y armoniosa, afirmó.

Recordó que el Papa Juan Pablo II visitó Hungría dos veces después del desplome del comunismo. “Usted, Santo padre, llega en el momento en que Hungría en los últimos 30 años renovó la alanza ecuménica entre católicos, protestantes y ortodoxos, aquellos que en su martirio dieron lo mejor de sí siguiendo nuestros valores cristianos.” A la luz de las perspectivas para el siglo XXI

Novak recalcó que lo que importa “es la protección de la vida humana, la protección de la familia y la fuerza de las creencias religiosas. Por ello, la Constitución húngara destaca la institución del matrimonio como relación conyugal entre hombre y mujer. Que la familia debe ser adoptada como base de la vida de la nación. Que todo ser humano tiene derecho a la vida y que el recién nacido debe ser protegido. Que la vida humana es la base de la libertad del hombre.” El encuentro con el Papa ocurre en un momento trágico, en medio de la guerra, y le pidió ayuda

¡Queremos proteger nuestros principios! ¡No queremos alimentar una guerra, sino que queremos que haya paz y el pueblo desea que se levante la voz! ¡Pedimos una paz honesta y justa!

La guerra siempre trae miseria y pobreza, resaltó, y recordó que los pobres desempeñan un papel especial en Hungría, el cual está simbolizado por Santa Elisabeth, duquesa de Turingia, quien ayudaba a los pobres en siglo XIV, y a quien se le atribuye el milagro de haber transformado en cierta ocasión los donativos para los pobres en rosas. Le regaló al Pontífice un pie de rosal para plantarlo en el Jardín del Vaticano. Si alguna rosa floreciera, le dijo al Papa, debería “pensar en Santa Elisabeth de Hungría.”

Foto: henryleester Hungría y el “sueño de paz” En su bello discurso, Francisco usó la imagen de Budapest, situada en el río Danubio, que no es tan sólo una noble y “animada metrópolis,” sino también un teatro de grandes eventos históricos, que está llamada a asumir un papel de liderato en el presente y en el futuro; “una ciudad histórica, una ciudad de puentes y una ciudad de santos.” En referencia a las dos tremendas guerras mundiales y a la deportación de millares de ciudadanos judíos a la Alemania nazi, habló de Hungría como un país “consciente de su misión de preservar el tesoro de la democracia y el sueño de paz.” El Pontífice le dio un particular énfasis al papel vital jugado por Hungría “en el proceso de la unificación europea.” Sin embargo, observó que los principios defendidos por las Naciones Unidas, con la esperanza de un trabajo conjunto para alcanzar un vínculo más estrecho entre las naciones, donde se puedan evitar los nuevos conflictos, la búsqueda de la política para fortalecer las “relaciones multilaterales” parecen “una memoria distante del pasado. Parece que asistimos al triste ocaso de aquel sueño coral de paz ¡mientras que los solistas de la guerra resurgen ahora! Parece que la política es más una mezcla de emociones que la intención de resolver problemas. La madurez alcanzada luego de los horrores de la guerra dio lugar al regreso a una especie de beligerancia adolescente. (…) La paz nunca resultará de la búsqueda de intereses estratégicos individuales, sino de medidas capaces de ver el todo (sic), para el desarrollo de todos -políticas atentas a las personas, a los pobres y al futuro, y no tan sólo para el poder y las perspectivas actuales.” Francisco resalto, “en esa coyuntura histórica, Europa es crucial, pues, gracias a su historia, representa ‘la memoria de la humanidad’; en este sentido, está llamada a jugar su propio papel, que es unir a los distantes, acoger a los otros pueblos y negarse a considerar a alguien un enemigo eterno.” En referencia a la imagen de “Budapest como una ciudad de puentes,” afirmó que la Europa de 27 estados fue construida para crear puentes entre las naciones y exige la contribución de todos, sin disminuir la singularidad de cada uno. Defendió una “Europa que sea freno de sus partes, ni víctima del populismo, ni del supranacionalismo, que pierda de vista a su población. También enfatizó las formas de “colonización ideológica” que cancelarían las diferencias, como en el caso de la ideología de género, que “colocaría antes de la realidad de la vida conceptos reductores de la libertad, por ejemplo, celebrar como progreso el derecho sin sentido al aborto, lo que es siempre una derrota trágica.”

Conmovedora fue también la visita del Papa a la Comunidad e Iglesia Greco católica ortodoxa húngara, donde fue saludado cordialmente por el Arzobispo Fülop Kocsis, quien subrayó que fue el Papa Juan Pablo II quien dijo que las iglesias orientales y occidentales respiran con dos pulmones, una tiene rito bizantino-latino y la otra es católica. Como comunidad católica ortodoxa griega, “tratamos de ser fieles a nuestras raíces orientales, dijo.

En la entrevista que sostiene siempre en sus vuelos de retorno a Roma, Francisco informó que tuvo un encuentro informal con el exministro de Relaciones Exteriores del Patriarca Ortodoxo ruso, Cirilo, el metropolitano Hilarión, quien vive en Budapest desde que dejó el cargo hace un año. Interrogado por un periodista sobre ese encuentro y de si Hilarión y Orbán podrían convertirse en canales de apertura para Moscú, para acelerar un proceso de paz para Ucrania, el Papa respondió:

Hilarión es alguien a quien respeto mucho y siempre tuvimos una buena relación. Él tuvo la gentileza de verme cuando asistió a la misa. Hilarión es una persona inteligente con quien se puede conversar y esas relaciones hay que mantenerlas. También recalcó que mantiene su comunicación con Cirilo por medio del sustituto de Hilarión, el metropolitano Anthony.

En su discurso dirigido a los obispos, sacerdotes, diáconos y seminarista en la catedral de San Esteban, el Papa se refirió a su predecesor, Benedicto XVI, y a su análisis sobre el creciente “secularismo.” Según él, es importante que no se preste mucha atención al “mundanismo.” Observó que, hasta en Hungría, con su sólida tradición de fe, “asistimos a la difusión del secularismo y sus efectos, que muchas veces amenazan la integridad y la belleza de la familia, exponen a los jóvenes a estilos de vida marcados por el materialismo y por el hedonismo y llevan a la polarización respecto a nuevas cuestiones y desafíos.” No virtualicen la vida” En la arena deportiva Papp László, Francisco habló a 10 mil jóvenes entusiasmados, que presentaron música, danzas y testimonios. Les dijo que “temieran librarse de la secularización,” los exhortó a no convertirse en esclavos de sus celulares y de la realidad virtual y que deben colocar sus “talentos en buen uso” y luchar por un objetivo mayor en la vida. Los jóvenes tienen que atreverse a nadar contra la corriente principal: “Por favor, no virtualicen la vida, pues ¡la vida es concreta! Hoy tenemos gran necesidad de esas personas reales y auténticas.” En la Universidad Católica Peter Pazmany tuvo un fascinante encuentro con miembros de la comunidad académica y científica. La invitación partió de la Facultad de Informática y Biónica, que forma ingenieros en computación y electrotécnicos, al mismo tiempo que realiza investigaciones vinculadas a las ciencias biológicas y neurológicas que investigan el cerebro humano. En su discurso de bienvenida, el rector, Géza Kuminetz, destacó el diálogo mantenido por la universidad con países como “Siria, la cuna del cristianismo.” Al mismo tiempo dedica mucha atención a los estudios armenios sobre la antigua herencia cristiana. En su discurso, Francisco habló sobre cultura, con la imagen del río Danubio que conecta diferentes países y culturas. Concentró sus palabras en el teólogo y filósofo jesuita Romano Guardini, quien, recalcó, “no demonizaba la tecnología, que mejora la vida y la comunicación y trae muchas ventajas, pero alertó del riesgo de que ella puede terminar por controlar, si no es que dominando nuestras vidas. Y dejó para la posteridad la inquietante pregunta: ¿Qué sucederá cuando nos sujetemos a los imperativos de la tecnología? Un sistema de máquinas está engullendo la vida. (…) ¿La vida puede mantener su carácter vivo en este sistema?” El Papa se refirió también a la novela “El señor del mundo” de Robert Hugh Benson (publicada en 1908), que hace una descripción profética de un “futuro dominado por la tecnología, donde todo se hace blando y uniforme en nombre del progreso, y se proclama un nuevo “humanitarismo” que anula la diversidad, que suprime la distinción de los pueblos y que abole la religión junto con todas las diferencias. (…) En ese mundo técnicamente moderno, pero sombrío, descrito por Benson, parece obvio que los enfermos deben ser ignorados, practicarse la eutanasia y las lenguas y las culturas abolidas, para alcanzar una paz universal que no es otra cosa que la opresión de la imposición del consenso.” Fascinación por los descubrimientos El Pontífice, recordó que en el Concilio Vaticano II se estableció que “la cultura debe ser orientada a la perfección total de la persona humana, para el bien de la comunidad y de la sociedad humana en su conjunto. Se debe cultivar la mente para estimular la capacidad de admiración, de comprensión, de contemplación para hacer juicios personales y cultivar el sentido religioso, moral y social (Gaudium et spes, 59).” Se refirió igualmente al testimonio de un biólogo molecular, que, en el encuentro en la universidad, observó: “Al profundizar en los mínimos detalles, nos encontramos inmersos en la obra de Dios.”

Según el Papa, los verdaderos amantes de la cultura, la verdad, nunca se sienten enteramente satisfechos, siempre experimentan una saludable inquietud interior. Investigan, hacen preguntas, asumen riesgos y siguen sondeando. Son capaces de ir más allá de sus certezas y de sumergirse con humildad en el misterio de la vida, que revela a los inquietos, no a los complacientes, está abierta a otra cultura y a apelar a la compartición del saber. Este es el espíritu de la universidad y os agradezco por haber vivido como tal.

Al final del discurso, el Pontífice hizo referencia a la antigua inscripción del templo de Delfos, “Conócete a ti mismo,” una de las piedras angulares de raciocinio socrático. Agregó que la “inscripción de Delfos nos invita, así, a un tipo de conocimiento que, partiendo de la humildad de nuestras limitaciones, nos lleve a descubrir nuestro increíble potencial, que va más mucho más allá de la tecnología.” Expresó la esperanza de la universidad, y, de hecho, cada universidad, será siempre “un farol de universalidad y de libertad, una oficina fructífera de humanismo, un laboratorio de esperanza.”

*MSIA Informa

Foto: henryleester

About The Author

Maestra en Periodismo y Comunicación; directora de noticias, editora, jefa de información, articulista, reportera-investigadora, conductora y RP. Copywriter de dos libros sobre situación política, económica y narcotráfico de México; uno más artesanal de Literatura. Diversos reconocimientos, entre ellos la Medalla de plata por 50 Aniversario de Radio UNAM y Premio Nacional de Periodismo, categoría Reportaje.

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