abril 28, 2024

Entre la gimnasia, la magnesia y los anabólicos

Entre la gimnasia, la magnesia y los anabólicos

Bolivar Hernandez*
Uno de los negocios más jugosos en todo el mundo, son los gimnasios. Soy una voz autorizada para disertar sobre ese tema, ya que durante más de 50 años he asistido a varios gyms, tanto en México, Chile, y Guatemala.
He sido usuario de gimnasios públicos, privados, y universitarios también. Conozco sus virtudes y sus miserias, a fondo.
Como un hombre vanidoso que soy, deseaba tener un cuerpo musculoso al estilo de Charles Atlas, el icono de la perfección en el mundo del fisicoculturismo estadounidense en los años 50, del siglo XX.
Era yo un alfeñique de 44 kilos, un joven con cuerpo de faquir. Delgado, alto y sin músculos. No quería eso para mi.
Muy pronto caí en cuenta que era imposible desarrollar mi cuerpo con los estándares en boga. Mi constitución física es de un hombre delgado con escasa masa muscular, y opuesto al uso de esteroides anabólicos o a la ingesta de licuados repletos de proteínas y calorías.
Los esteroides anabólicos
Son versiones sintéticas, o artificiales, de la testosterona. Los atletas y los fisicoculturistas los emplean en forma abusiva, para crear mucha masa muscular.
Evité en lo posible la asesoría obligatoria de los entrenadores de los gimnasios, ya que ellos piensan que todos los usuarios deben pretender conseguir cuerpos musculosos, están obsesionados con ese modelo.
Me he entrenado en solitario por mi naturaleza narcisista. Levantó poco peso, hago ejercicios aeróbicos de preferencia. Y confieso que lo más atractivo de los gimnasios en los que he sido usuario, son los baños de vapor, los saunas y los baños turcos.
Tengo una predilección por las aguas termales y voy adonde sea para tomar baños en aguas hirvientes y sulfurosas, de cualquier país del mundo. Tolero altas temperaturas del agua termal.
Después de una o dos horas de ejercicios aeróbicos y levantamiento de pesas moderadas, me introduzco en los baños de vapor, sauna o turco, hasta el punto de una deshidratación leve.
En los gimnasios privados, y muy caros, donde he estado, asisten ahí los hombres del mundo del espectáculo, ya sea cine o televisión. Sus trabajos les exigen cuerpos esculturales. Ellos invierten más de cinco horas diarias en el gimnasio y consumen toda clase de anabólicos.

Foto: StockSnap

Estos Adonis
Pasan más tiempo ante los enormes espejos de gimnasio, para deleitarse con sus imágenes musculosas, que en los baños de vapor; salvo cuando quieren ligar o enamorar a algún hombre.
Los baños de vapor de los gimnasios, son auténticas islas de las fantasías sexuales o eróticas.
Me percaté de las verdaderas preferencias sexuales de conocidos galanes o machos del cine y de la televisión mexicana.
Estamos en la culminación de un año más, lleno de vicisitudes, y nuevas promesas por cumplir. Las más socorridas de fin de año, son que “el próximo año si voy hacer ejercicio, voy a cuidar mejor la dieta”, y un extenso etcétera, etcétera.
En enero hay muchos individuos que se apersonan en los gimnasios para cumplir sus promesas hechas en la Cena de Año Nuevo.
Se inscriben gustosamente y pagan un año, porque los negocios de los gimnasios saben que muchos pagan el año completo y solo asisten uno o dos meses, y ya.
En las sociedades donde abundan los casos de personas con obesidad o sobrepeso, la ilusión de tener un “nuevo cuerpo” con base en el ejercicio es sumamente tentadora. Sin percatarse ellos que el sobrepeso obedece más a una vida sedentaria y una pésima alimentación, sustentada en la comida chatarra o comida rápida, que a la falta de ejercicio físico solamente.
¡Hasta pronto deportistas de fin de semana o de principios de año! Recuerden que Una vida sana pasa por lo que comemos que sea nutritivo y por el ejercicio físico persistente.
*La vaca filósofa.
Fotos: Pexels/StockSnap

About The Author

Soy binacional México-guatemalteco, 77 años. Antropólogo, psicoanalista, periodista, ecólogo, ciclista, poeta y fotógrafo.

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