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El 28 de febrero, el velero “Witness” de Greenpeace arribó a la costa de Amapá, Brasil, para realizar la denominada Expedición Costa Amazónica Viva por las costas de Amapá y Pará, durante todo un mes. Según la ONG, el crucero tiene como objetivo “fomentar la producción del conocimiento científico en relación con la dinámica de las aguas costeras y oceánicas de la cuenca del rio Amazonas, documentar la rica socio biodiversidad de la región y los posibles impactos de la exploración petrolera”.
Para ello, contaran con la participación de investigadores del Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas del Estado de Amapá (IEPA). Greenpeace anunció que el crucero fue debidamente autorizado por la Marina de Brasil (MB), pero no respondió a la consulta al respecto formulada por el portal Petronoticias.
Según el portal, en el ámbito académico, a los investigadores del IEPA se les conoce por estar influenciados de un pensamiento científico externo al país, dado que estos influencers siempre llegan con recursos y proyectos casi listos, se aprovechan del grupo local necesitado de inversiones y abandonado de los fondos federales, lo que le impide conocer la realidad de la región.
Por su parte, la ONG no esconde sus intenciones:
La industria petrolera… Está avanzando en la región y quieren convertirla en una nueva frontera de exploración. Es en la cuenca de la desembocadura del Amazonas, por ejemplo, donde se encuentra el bloque FZA-M-59, que ya ha sido blanco de empresas petroleras extranjeras y actualmente puede ser explorado por Petrobras. A la empresa estatal se le negó la licencia ambiental por una decisión técnica del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA) en mayo de 2023, pero apeló y está a la espera de una nueva decisión.
Es en este contexto que la Expedición Costa Amazónica Viva navegará a lo largo de las costas de Amapá y Pará, llevando a investigadores del IEPA (Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas del Estado de Amapá) para recolectar datos sobre las corrientes marinas de la región.
Mientras la ONG que reúne a las principales “tropas de choque” del aparato ambientalista-indigenista internacional navega tranquilamente por la costa del norte de Brasil, el Ibama se encuentra desde hace casi un año en la reevaluación de la solicitud de Petrobras para la perforación de un pozo exploratorio en el bloque FZA-M-59. cuyo impedimento es una cuestión de honor para el aparato “verde-indígena”.
