junio 13, 2025

Hurgo en mis recuerdos, reflexiono y pregunto: Y para ti, ¿Qué significa ser maestro?

Hurgo en mis recuerdos, reflexiono y pregunto: Y para ti, ¿Qué significa ser maestro?

 

Karla Muñoz Jiménez*

De pequeña recuerdo haber querido mucho a mis maestras de la infancia, a la  profesora Martitha que, con su inconfundible fragancia a rosas, aromatizaba el ambiente del salón que a todos les infundía alegría. Bueno, menos a mí que, como siempre fui muy apegada a mi madre, terminaba con un llanto incesante cuando me dejaba al umbral del aula.

Ella era no muy alta de cabello negro y corto y nunca olvidaba maquillarse; despreocupada, sincera y a veces regañona con el paso de los meses logré adaptarme a la clase y a mis demás compañeros que, acepto, estaban menos mimados que yo, cuando niña.

 

En el segundo año, la maestra Lulú 

A ella la recuerdo con mucho cariño, siempre fue muy amable conmigo. Tú si eres inteligente, me decía. No así a mis compañeros flojos, a los que siempre ponía hacer más trabajos, pues debían practicar más.

Lulú era muy delgada de ojos pequeños detrás de unos anteojos con no poco aumento; siempre usando un collar de perlas blancas a tono con las de sus aretes. Admito que siempre desee tener unos así, cuando fuera grande. De ahí me nació la admiración por esas bellas piedras.

También me gustaban las zapatillas de mi maestra y, juguetona detrás del escritorio, me gustaba tocar sus tobillos cuando llevaba medias para ver cuál era la sensación que causaba al contacto.

Sorprendida, mi maestra preguntaba, ¿Quién anda ahí? Sentí que me tocó una princesa, creo que después de la primera vez que lo hice, en sucesivas ocasiones, ella ya sabía que era su traviesa alumna

 

“La hormiguita trabajadora”

¡Yo!, la que con apenas siete años me había inventado el cuento de  “La hormiguita trabajadoraque había dejado de tarea y participaría en un concurso literario. Por supuesto que en ese entonces, no entendía aun muchas cosas. Tan solo un día me dijo mi profesora Lulú:

Mañana dile a tu mamá que te traiga bien peinadita, con un moño de listón blanco, porque te darán un diploma. De preferencia que te acompañe ella.

 

¡Ni siquiera me imaginaba que en un futuro iba a ser maestra!

Después de aludir a aquellas imágenes, tal vez superfluas para algunos lectores, pero significativas para mí; de mis primeras letras y conocimientos.

 

Ahora vuelvo al presente, me encuentro viviendo una realidad. No sé si equivoca de los que hoy ostentan el título de ser profesores que, sin menor reparo, se han desviado de la noble tarea que les fue conferida por la sociedad y que ellos mismos eligieron como su sendero de vida.

Han cambiado las cosas, dicen muchos ahora. Ya no se ve al profesor como docto del conocimiento de las ciencias y los valores, se ha degradado un poco su imagen.

 

Con tristeza ello se refleja en las actitudes del alumnado y padres de familia. Me pregunto, ¿Será que acaso quien debe cumplir con sus tareas y en muchos casos no lo hace, no será  gratificado?.

 

Hace unos días que celebramos un nuevo 15 de Mayo

La interrogante que queda es saber, ¿si de verdad se ejerce el magisterio con la firme vocación de servicio? Ser el modelo a seguir para muchas almas moldeables, que ven en nosotros, como profesores, seres capaces de coadyuvar en resolución de sus dudas muchas veces no sólo teóricas sino de saberes varios del vivir.

No es Tarea Fácil, como titulé a un ensayo que escribí hace algún tiempo sobre como la Educación que se imparte en las escuelas, bien encauzada, ayuda a erradicar la Violencia.

Si se aplicara esta filosofía, entonces no habría porqué temerle al tan citado Síndrome de Bullying.

 

En otras palabras

Si en conjunto el magisterio se ocupará de lo que en verdad le corresponde, pero debemos reconocer que aún tenemos mucho que hacer, mucho por contagiar y convencer que, ciertamente, será efectivo solo sí es con el ejemplo.

Y aclaro, sé que algunos de ustedes, desde sus puestos de trabajo, se desempeñan magníficamente, a los que extiendo un caluroso abrazo.

 

Ser maestro significa entonces superarse día a día; develarse noches casi enteras por ofrecer una enseñanza actualizada, no errada. Luchar por llenar de satisfacciones a los educandos, que buscan alguna manera de aprender, puesto que cada uno es diferente.

 

Enternecerse con las ocurrencias de niños y/o adolescentes que se preparan para enfrentar a un mundo dentro de un mercado laboral muy competitivo, que parece ofrecer miles de posibilidades de las que, siendo sincera, sigo en busca de encontrar alguna oportunidad factible para mí.

Hurgo en mis recuerdos, reflexiono y pregunto: Y para ti, ¿Qué significa ser maestro?

 

*Mi ciudad natal es Atlixco, Puebla en México. Tengo 33 años y me caracterizan el optimismo y la perseverancia. Soy perfeccionista, amante de la lectura gracias al ejemplo que recibí desde pequeña por parte de mi padre. Disfruto las pláticas amenas en algún café sobre buenos libros, las puestas teatrales, conciertos y exposiciones artísticas. Elegí ser profesora por vocación y gusto de escribir cuentos, poemas y reflexiones personales.

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