abril 28, 2024

La covid y el síndrome de obsesividad en el mundo

La covid y el síndrome de obsesividad en el mundo

 

Bolivar Hernandez*
El primero de diciembre de 2019 apareció el primer brote de coronavirus en Wuhan, China. Hasta el día de hoy han transcurrido 23 meses.
El confinamiento como medida sanitaria restrictiva de la movilidad humana, ese encierro forzoso, ha provocado a nivel planetario un síndrome de obsesividad en millones de seres humanos.
Los obsesivos neuróticos requieren pocos elementos de realidad para estimular sus obsesiones, es más basta creer en algunos mitos o leyendas urbanas, para desbocarse hasta el delirio.
Los mitos más comunes con respecto al coronavirus
Lo confunden con una bacteria, y es un virus. Por eso es que los individuos usan cantidades industriales de líquidos antibacteriales. ¡Nada que ver!
Luego sigue la manía absurda de desinfectar todo: dinero , teléfonos, ropa, zapatos, llantas de los automóviles, etcétera. Todavía hay negocios que mantienen en sus entradas un tapete húmedo para pisarlo. ¡Nada que ver!
Hay personas que creen firmemente que la Covid permanece adherido a cualquier superficie u objeto por largas horas; otros piensan que el coronavirus anda flotando por los aires. ¡Nada que ver!
Otros dicen que el coronavirus puede nadar, arrastrarse por el piso, flotar en el aire. ¡Narra que ver!
Lo único verdadero
Es que el virus está en las gargantas de los infectados y solo puede contagiarse a otras gargantas humanas, por gotículas microscópicas, lanzadas a menos de un metro de distancia entre los seres humanos.
La distancia social es la clave de la prevención de contagio, por ello hay que evitar cualquier tipo de aglomeración humana, y menos aún en espacios cerrados.
En varios países del mundo, incluido el primer mundo, hay sectores de la sociedad muy ilustrados ellos, que no aceptan las vacunas, y salen a manifestarse a las calles para exigir no ser inoculados. En Francia, por ejemplo.
Las fake news sobre las vacunas
Foto: WiR_PixsUno de ellas sostiene que con el fármaco introducen en el cuerpo un chip, para controlar a los individuos por parte del gobierno. También, otros alegan que las vacunas contienen solamente agua, que es un efecto placebo.
En los Estados Unidos, ya avanzado el año 2021, aún 100 millones de personas no han querido ser vacunados por razones diversas, ya sean políticas o religiosas.
En Francia ocurre lo mismo, alegando el respeto a los derechos humanos de los ciudadanos inconformes.
Tuve la ocasión recientemente de ver una extraordinaria película francesa en Netflix, acerca de los obsesivos en esta pandemia de COVID-19. Ese film francés se titula Calle Humanidad #8, y es la historia de los vecinos de un condominio en Paris, y las relaciones entre ellos, con el COVID como intermediario.
Esta cinta es una fina sátira social, es una comedia llena de exageraciones para ridiculizar a los obsesivos con el confinamiento y con el SARS-COV-2.
Todo ocurre en un edificio de condominio en pleno centro de la Ciudad Luz, Paris. Los personajes centrales de esta historia es el conserje y su mujer (ella contagiada con el nuevo virus); un matrimonio donde el marido es un obsesivo enfermizo, la esposa una abogada, y tienen una niña.
Aparece una señora sola y vieja, dueña del bar ubicado en la planta baja de ese edificio, y lo tiene cerrado por la cuarentena; otro matrimonio donde él es un tipo odioso de nacionalidad belga y dos niños grandes; otro matrimonio de jóvenes, ella cantante y él un entrenador de ejercicios físicos por medio de la computadora en vivo on line; y finalmente un médico a cargo de un laboratorio de análisis clínicos situado en la planta baja de ese singular inmueble.
Las historias de estos vecinos se entrecruzan entre todos ellos, impregnadas de prejuicios, mitos y visiones obsesivas para evitar contagios entre ellos.
Uno podría pensar que en Francia…
Foto: PexelsQue es un país desarrollado, y por lo tanto muy avanzado, la toma de conciencia sobre el nuevo coronavirus es un asunto muy generalizado, y pues no es así en la vida real.
Son 23 meses de pandemia mundial hasta el día de hoy, y las vacunas han podido frenar los contagios de una manera significativa; sin embargo existen varias regiones del planeta donde la inoculación es aún incipiente.
Todavía no se puede cantar victoria, porque los contagios de rebaño están lejos de ser alcanzado a nivel mundial.
Muchos países, mucho ojo con esto, están en semáforo verde, sin serlo realmente. Esto obedece a presiones fuertes de la sociedad para retornar a la normalidad, básicamente en lo económico.
La Covid llegó para quedarse en el planeta, como muchas otras pestes. Con el tiempo será inofensiva para los seres humanos.
En Guatemala
Muchos ya no usan las mascarillas, y no guardan la distancia social, y eso sí, organizan muchas fiestas comunales tradicionales. Tampoco está la sociedad vacunada más allá de un 30 por ciento.
El gobierno guatemalteco espera las donaciones de las vacunas en forma altruistas por parte de los países más ricos del mundo.
¡Hasta pronto desobedientes que no se han querido vacunar!, todavía por prejuicios tontos, pero eso sí se lavan las manos obsesivamente y se echan litros de gel con alcohol, para ocasionarse un severo problema de dermatitis.
*La vaca filósofa
Fotos: fernandozhiminaicela /WiR_Pixs/Pexels

About The Author

Soy binacional México-guatemalteco, 77 años. Antropólogo, psicoanalista, periodista, ecólogo, ciclista, poeta y fotógrafo.

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