La obsesión europea de apoyar a Ucrania en su embate con Rusia se desprende de dos mentiras.
MSIA Informa
La primera, es que la guerra no fue provocada, negando todas las maniobras y negociaciones de la Unión Europea y la OTAN desde 2014, dirigidas a ganar tiempo para que Ucrania se preparara a un enfrentamiento con Rusia, tal y como lo admitieron la excanciller alemana Angela Merkel y el expresidente francés François Hollande.
La segunda, es la supuesta intención de Rusia de ocupar toda Ucrania y luego atacar a la propia Europa, algo que solo pseudoestrategas propensos a la ficción y de mala fe pueden sostener.
El gran problema es que esta obsesión conlleva el creciente riesgo de que la guerra traspase las fronteras de Ucrania, como lo demuestra la actual agitación en la UE.
Ello, especialmente en Alemania, Francia, Reino Unido y Polonia, ante la necesidad de aumentar drásticamente el gasto militar, incluso en detrimento del gasto social. Se trata de una tendencia belicista que, en rigor, no oculta una inclinación verdaderamente suicida.