Arturo Rios
De niño, Macario Luviano tocaba el tambor; su padre advirtió su amor y talento por la música y lo puso a estudiar con un profesor particular, cuando iniciaba la escuela primaria de Tecpan. Ya practicaba con la marimba. Nuestras madres, fueron hermanas. Sus hermanos Rodolfo+, Gustavo+, Francisco, Hortensia, Hugo y Perla, viven, con el orgullo de su grato recuerdo.
A los 13 años
Estaba empapado de música y formó el Son Clave Azul, sin descuidar la escuela. El padre, en 1952 lo envío a Chilapa, bajo la tutela musical del maestro Valle, que constató su pericia musical.
Se inclinó por el jazz, ritmo internacional atrayente del momento en los años 60´s y 70´s. Lo más granado del mundo, llegaba a Acapulco.
Probó suerte en los Estados Unidos, con base en Chicago, con ¡el jazz! visitó Flint, Nueva York, Detroit y Pontiac.
Ya con el éxito en sus manos, regresó a Acapulco, organizó grupos musicales e hizo arreglos para las orquestas, de Pablo Beltrán Ruiz, Armando Manzanero, Pepe Turón y otros más.
Acompañó con su música a Pedro Vargas, Marco Antonio Muñiz, José José, María Victoria y Trini López; tocó los ritmos del chachachá y el danzón con Celia Cruz, Celio González y Bienvenido Granda, cantantes más reconocidos del momento.
El icónico José José, lo consideró su ídolo.

Deleitó al público de Hong Kong, encantó al de Japón, en la cadena hotelera Hyatt Hotel con su saxofón. Con Manzanero grabaron para la disquera América. En la Ciudad de México, trabajó con Tino Contreras, en El Club Señorial, luego con la Sonora Santanera. Todos deseaban su acompañamiento musical.
Sus hijos Paco, Rodolfo, Macario, Cecilia y Martha Laura, a quienes amó intensamente, les heredó el don de la música. Formaron el grupo Moni, y Rodolfo trabajó con Los Yonic’s; hoy con Marco Antonio Solís, El Buki.
Tomado del trabajo de Raúl Román Román, El Indio de Iguala.

