marzo 29, 2024

¿Por qué fracasó el proyecto político europeo?

¿Por qué fracasó el proyecto político europeo?

Elisabeth Hellenbroich, desde Wiesbaden* Europa no logró construir un orden de paz continental cooperativo. Esta es la tesis principal del libro, bien documentado, pero a veces pesimista, de Ulrike Guérot y Hauke Titz, Fin del juego Europa: Por qué fracasó el proyecto político Europa -y cómo podemos soñar con él nuevamente.

Para los autores, lo que fracasó fu el el proyecto de una “casa común europea de Lisboa a Vladivostok,” formulada por el expresidente soviético Mijaíl Gorbachov después de los acontecimientos históricos de 1989. La guerra de Ucrania, afirman, confirma la destrucción de la “idea de una Europa Política.” Guérot es especialista en Europa y profesora de Política Europa en la Universidad Renana, Federico Guillermo de Bonn. Ritz es un especialista en asuntos de Europa Oriental. De 1992 a 1995, Guérot fue en asistente parlamentario del gabinete del diputado federal Karl Lemers, entonces portavoz de relaciones exteriores del Partido Demócrata Cristiano alemán. En 1995 se mudó a París, donde trabajó de directora de Comunicación de la Asociación para la Unión Monetaria de Europa (AMUE) y, luego, como encargada de la misión para el Instituto Norte Europe, bajo los auspicios del expresidente de la Comisión de la Unión Europea, Jacques Delors. Los autores comentan: Un orden de Paz europeo que incluya a París y a Moscú, elaborada en el siglo XX por Willy Brandt y Egor Bahr, más tarde vista como una opción realista por Helmut Kohl y su consejero de seguridad Horst Teltschik, fue intentada por última vez por Gerhard Schröder. Teniendo a Estados Unidos en el lugar de poder regulador, Europa no se puede convertir en una entidad política estable y consolidar una “paz confederada” en el continente.

Y sin las materias primas siberianas y sin el mercado chino, tampoco hay prosperidad duradera para Europa… Si el objetivo de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en el siglo XX era, según las palabras de Lord Ismay,

Mantener a los rusos fuera, a los estadounidenses dentro y a los alemanes abajo, en el siglo XXI tal vez debiese ser: mantener a los estadounidenses fuera, a los rusos adentro y levantar a Europa.

Ucrania: guerra sustituta EEUU-Rusia A partir de las mismas fuentes estadounidenses, los autores deducen que la guerra ruso-ucraniana es una guerra sustituta resultado de décadas de planeación geoestratégica estadounidense, cuyo objetivo real es la consolidación del dominio de Estados Unidos sobre Europa:

A Europa se le cortarán las venas económicas con Oriente. Es una política de “daños restringidos,” de daños económicos controlados, pero deliberados, que tiene por encima de todo limitar el superávit comercial alemán. Europa es económica y estratégicamente necesaria para Estados Unidos, pero a los ojos estadounidenses no se debería emancipar y, posiblemente, convertirse en una competidora de una potencia mundial ya muy enferma que teme su muerte.

Luego de la caída del muro de Berlín, en 1989, con las declaraciones conjuntas de Gorbachov y de Kohl, que pusieron las bases para un nuevo orden de paz europeo para moldearse con el lema de guerra nunca más:

Estados Unidos entendieron la caída del Muro como el fin de la Guerra fría no como la unificación de Alemania y de Europa, sino como una victoria de su imperio sobre el único competidor a su altura, la Unión Soviética. Mientras los europeos soñaban con la unificación europea y la superación de la guerra, Estados Unidos pensaba sobre todo en las consecuencias de poder y políticas de la caída del Muro. En su libro El fin de la Historia y el último hombre, (Francis) Fukuyama describió a Estados Unidos como el único modelo de civilización altamente desarrollada para el mundo. (…) Occidente imaginó se en el fin de la Historia y, a partir de ahí, siendo siempre el bueno.

El Occidente arrogante y misionario estaba listo para ofrecer “una concepción unidimensional de democracia y liberalismo de tipo occidental-estadounidense para todos. Los valores europeos como la solidaridad, la cooperación, la doctrina social cristiana, la social democracia o hasta el socialismo y el comunismo dejaron de lado al mismo tiempo -para descomponer Europa.” Guérot y Ritz se refieren a un ensayo de Charles Krauthammer publicado en 1990 en la revista Foreign Affairs titulado “El momento unipolar,” en el que afirmaba que Estados Unidos sería la única potencia mundial en el futuro previsible. Todos los demás estados no tendrían otra opción si no reconocían la reivindicación del liderato estadounidense. La Carta de las Naciones Unidas se tendría que sustituir con un orden constituido principalmente por Estados Unidos y sus aliados más cercanos. En el futuro, esta comunidad internacional liderada por Estados Unidos y constituida predominantemente por estados occidentales debería ser capaz de actuar independientemente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas contra los países que Krauthammer denomina “Estados-armas” (Weapon States en el original). Para ellos, la idea de Estados Unidos como una “policía mundial” era contraria a la idea europea del Tratado de paz de Westfalia de 1648, luego del cual la no interferencia en los asuntos internos de otros estados se convirtió en la piedra angular del derecho internacional:

Una década después de Krauthammer, ese derecho internacional a la no interferencia consagrado en el derecho internacional fue revocado con una serie de precedentes (la guerra de Yugoslavia en 1999, la guerra de Afganistán en 2001, la guerra de Irak en 2003) por instigación de Estados Unidos y reinterpretado como la responsabilidad de proteger. Así pues, la Carta de Naciones Unidas fue sustituida por el orden basado en reglas de Occidente: el derecho internacional en nombre del Bien, impuesto unilateralmente por Estados Unidos.

Igualmente, influyente para el nuevo pensamiento geoestratégico promovido por Estados Unidos fue el estudio “Defense Planning Guidance” 1994-1999 (Guía de la Planeación de Defensa 1994-1999), una redefinición de la política exterior de Estados Unidos formulada por Paul Wolfowitz, entonces subsecretario para asuntos Políticos del Pentágono y divulgada tan sólo después del fin de la Unión Soviética. Tal redefinición, conocida como “Doctrina Wolfowitz, establecía:

Nuestro primer objetivo es impedir la reemergencia de un nuevo rival, es decir, en el territorio de la antigua Unión Soviética, o en otro lugar, que represente una amenaza en esa escala. (…) Estamos empeñados en impedir el resurgimiento de un nuevo rival, sea en el territorio de la ex Unión Soviética o en cualquier otro lugar. Estamos empeñados en impedir que cualquier potencia hostil domine una región cuyos recursos, bajo el control consolidado, serían suficientes para generar un poder global (fragmentos del reportaje del New York Times del 8 de marzo de 1992, El plan del Pentágono: impedir la reemergencia de un nuevo rival).

De acuerdo con Guérot y Ritz, el dilema europeo en aquel momento era el hecho de no tener “una verdadera independencia de las estructuras transatlántica” que ejercían la hegemonía en Europa. Esto significaba para Europa someterse a Estados Unidos y la complacencia europea se transformó en sumisión, lo que resultó especialmente claro en la guerra de Yugoslavia y en el bombardeo sin sentido de Serbia, en 1999. Para ellos, esa violación del Derecho internacional se convirtió en un “precedente para la obligación de intervención sostenida por Estados Unidos.” La guerra en Yugoslavia, acompañada de un trabajo profesional de relaciones públicas, hizo absolutamente necesaria la intervención de la OTAN en la guerra y la guerra en Serbia se convirtió también en una guerra sustituta de Estados Unidos contra Rusia en el suelo europeo. Los cambios de régimen y una sofisticada guerra de información son otros factores en la imposición de las aspiraciones hegemónicas de Estados Unidos en Europa, afirman los autores. En el libro describen las varias “revoluciones coloridas” realizadas por Estados Unidos en Europa Oriental y se refieren al libro “De la dictadura a la democracia: conceptos fundamentales para la liberación”, escrito en 2002 por el politólogo Gene Sharp.  Sharp demuestra en su libro la “técnica” para realizar esas revoluciones de colores, que fueron cuidadosamente preparadas por la prensa y una estrategia profesional de relaciones públicas, para hacer parecer que la población quería un cambio de poder (ejemplos: la revolución Naranja de 2004 en Ucrania, la revolución Rosa de 2008 en Georgia), cuyo objetivo era instalar gobiernos favorables a Estados Unidos. “La penetración hegemónica estadounidense en Europa Oriental ha sido sistemática desde esas revoluciones de colores, y la Unión Europa siempre fue solicitada para aceptar el país en cuestión en el bloque -Moldavia, Georgia o Ucrania,” afirman los autores. Pero Estados Unidos también está determinado a cercar a Rusia con una “plataforma de lanzamiento de misiles contra misiles, primero en Polonia y Rumania y después por medio de sistemas móviles marítimos,” lo que representaba una nueva carrera armamentista. En la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2007, el Presidente ruso, Vladímir Putin, que había llegado al poder en 2001 y que fue recibido con una ovación de pie en el Parlamento alemán, hizo una seria advertencia sobre la “pérdida de confianza en las relaciones internacionales, la degradación de las Naciones Unidas a favor de la OTAN, cuya expansión al Este se había realizado en varias fases de 1994. También alertó sobre el deterioro del Derecho internacional que la “política de Estados Unidos se fundaba en el equívoco de que es posible crear un orden mundial unipolar, en el que haya tan sólo un centro global de toma de decisiones.” En tal orden mundial no habría fundamento moral. El discurso de Putin, sin embargo, no fue tomado en serio y el diálogo profundo con Moscú no se hizo realidad. Las posiciones se endurecieron en ambos lados y, a partir de entonces, se comenzó a hablar de la autocratización de Rusia y el país se convirtió en blanco de una guerra de información total.

*Reseña del libro Endspiel Europa: Warum das poitische Proyect Europa gescheitert ist und wie wir wieder davon träumen können (Fin del juego Europa: por qué el proyecto político Europa fracasó -y cómo podemos soñar con él nuevamente; Wstend Verlag, Frankfurt, 2022).
Foto: TheAndrasBarta 

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