Para nadie es un secreto que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump utiliza los aranceles, como artilugio de presión diplomática.
Ha amenazado con imponer más aranceles a Rusia y a sus socios comerciales y ha impuesto otros más severos a India y Brasil, para tratar de influir (¿o será mejor decir para someter?) en asuntos bélicos y políticos.
Con el Kremlin de Vladímir Putin, utiliza los aranceles para intentar persuadir a Rusia de que acepte un alto al fuego que detenga su invasión a Ucrania. Empero, esta herramienta económica, no se vincula con la guerra y la paz, advierten expertos internacionalistas.

