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Un signo de la desconfianza en torno a la ilusoria transición energética basada en la precipitada sustitución de combustibles fósiles.
Los accionistas de Tesla, la empresa insignia del multimillonario futurista Elon Musk, votaron en contra de una propuesta para ampliar la adhesión de la compañía a los estándares ESG.
La decisión refleja no solo la caída del 29% en el valor de las acciones en los últimos 12 meses, debido a la disminución de la demanda de sus coches eléctricos, sino, no menos importante, el desinterés de los grandes fondos de activos y megabancos en la agenda influenciada por el tema medioambiental.
No es solo Tesla la que está frenando la mal nominada y aún peor planificada transición energética
La alemana Volkswagen ha anunciado que un tercio de los 180.000 millones de euros anunciados el año pasado para el desarrollo de la próxima generación de coches eléctricos se destinará al desarrollo de nuevos motores de combustión interna.
En los planes anteriores de la compañía, los vehículos eléctricos representarían el 80% de sus ventas en Europa para 2030, pero la misma realidad que pisoteó a los partidos verdes en las recientes elecciones está llevando a VW a replantearse su estrategia.
El pragmático director financiero del Grupo Volkswagen, Arno Antlitz, explicó a Motor1:
El futuro es eléctrico, pero el pasado aún no ha terminado.